Puerta 2

Puerta del Ego

El ego representa nuestra identidad, nos proporciona una particularidad para experimentar las lecciones desde un punto de vista muy específico, el nuestro. El ego es una identidad falsa, es el disfraz que nos ponemos en la primera infancia para entrar en la  experiencia adulta, el ego es un impostor de la presencia. El ego nos necesita para que le demos el poder.

El ego vibra en la carencia, nace de la falta de amor, se alimenta de la atención de los demás y está en constante defensa, todo lo interpreta como una amenaza y se defiende, es una fuerza muy poderosa a la que damos todo el poder cuando estamos en modo supervivencia.

Volvamos a mi historia:

Mi situación era la siguiente, no tenía dinero para el viaje, ni coche, ni nadie que me acompañara, pero prueba de que la fuerza del ego es una de las más poderosas,  hice la mochila, vacié la nevera y solo avise a mi hermano de lo que me proponía hacer, necesitaba que me llevara a una gasolinera en plena carretera, para hacer autostop, de Madrid a Málaga hay 528 km… tras infinitas horas de viaje y 6 coches de ángeles que se apiadaron de la mochilera, al fin llegue al pueblo de Málaga cuyo ayuntamiento había cedido un colegio como Campo Base para la campaña de espeleología, desde el cual se establecía qué grupos bajaban a la cueva y con qué misión.

Llegue al colegio de noche, agotada y hambrienta y me encontré que al ser el mes de agosto todo el mundo se había dado unos días de vacaciones, el colegio estaba cerrado, gran señal y totalmente inútil para quien no sabe ver, así que salte la valla del colegio y bajo un techadito, puse mi saco de dormir y mi camping gas para hacerme una sopa de sobre… al amanecer me dirigí nuevamente a la carretera puesto que la cueva está a unos 30km del pueblo, me puse a hacer autoestop y me paro un camionero encantador que cuando le dije que me bajaba en mitad de una curva en pleno puerto de montaña me dijo que ni hablar, que como me iba a dejar sola en mitad de la nada, menos mal que toda la zona estaba llena de carteles de la campaña de espeleología y cuando le explique que iba a la cueva, vi en sus ojos la lucha por entender ante quien se encontraba, no sabía si era una deportista, una loca o quien sabe…y me deseo suerte cuando finalmente me baje.

Bien, ahora tenía unos 15 km de caminata hasta llegar al refugio más cercano a la cueva, donde se encontraban todos los expedicionarios, cuando quedaban como unos 300 metros para llegar, pude ver a lo lejos el refugio y de repente una gran inquietud se apodero de mí, no entendía que pasaba, pero tenía la clara sensación de que algo malo estaba ocurriendo, hasta que al fin, comprendí de que me avisaba mi inconsciente, la última vez que estuve en el refugio aquello era un hervidero de actividad, había grupos limpiando el material, otros haciendo la comida, otros planificando, etc., y cuando volví a mirar el refugio, que cada vez estaba más cerca, había una quietud, total y un silencio que me hizo comprender que si allí no había nadie, no podría alcanzar mi propósito, puesto que una de las normas más sagradas de la espeleología es nunca ir solo, así que con un gran peso en mi ánimo seguí adelante, animándome al recordar que alguien tenía que haber pues la campaña estaba planificada hasta finales de septiembre, cuando ya estaba a pocos pasos de la entrada al refugio ya estaba convencida de que allí no había nadie, sin embargo de repente empecé a escuchar un ruido estremecedor, eran muchas voces gritando con emergencia y entonces percibí movimiento, un nutrido grupo de hombres venían corriendo llevando a sus hombros una camilla con un espeleólogo inconsciente, en ese momento empecé a escuchar la sirena de la ambulancia que venía por el camino, y yo, en vez de interpretar que algo iba muy mal, estaba feliz, porque había gente y podría llevar acabo mi objetivo.

El ego  no es un enemigo, no tenemos ningún enemigo dentro de nosotros. La lección con que nos reta el ego es la de aprender a usarlo, para ello en primer lugar hemos de descubrirlo, detectarlo, para ello tenemos que atravesar esta puerta y  adentrarnos en la habitación para que nos llegue la información.

El ego es una falsa identidad de uno mismo que se va formando en la mente humana, de niños en algún momento de nuestra historia, sentimos un desamparo, un desamor, cuando dejamos de ser parte de mama y comenzamos a ser nosotros mismos, comprobamos que nuestras acciones tienen consecuencias en el entorno e iniciamos un desarrollo de la capacidad de llamar la atención de los demás, lo que nos funcione en aquel momento queda impreso en nuestra mente convirtiéndose en un hábito, el ego es un experto en llamar la atención y usa los recursos aprehendidos en la infancia. El ego es necesario para nuestra evolución.

Hay dos posibles pilotos para gobernarte, o tú o tu ego, en mi caso claramente fue mi ego y cuando permitimos que nuestro ego pilote, las sincronicidades que provocamos son nefastas, señalándonos el error, pero para el que no ha aprendido a leerse en lo que le sucede, da igual lo que le señales, yo fui una inconsciente, muy valiente, si, atravesé el puente de la supervivencia y estaba llena de confianza, pero una confianza fruto de la falta de autoestima en vez de consecuencia de ella, decidí jugarme la vida por demostrar a otra persona de lo que soy capaz, no se trataba de superarme a mí misma, ni de atravesar un obstáculo, ni de lograr un record “imposible”, ni de experimentar una aventura, objetivos éstos dignos de la autoestima sino que se trataba de que otro me admirara, impresionarle, llamar su atención.

Es decir, yo era un satélite que giraba alrededor de otro…y un satélite no genera luz propia.

Hemos de ser osados pero nunca temerarios.